"LOS FUNDAMENTOS DEL SOCIALISMO EN CUBA".

«Blas Roca Calderío, 1943»

Fragmentos.

CAPITULO IV. LAS CARACTERISTICAS DEL CAPITALISMO.

En el régimen capitalista predomina la producción de mercancía. Todas las cosas se convierten en mercancías: la tierra, las máquinas, las ideas, la fuerza de trabajo humano, etc. Bajo el capitalismo existe el monopolio capitalista de los medios de producción que se formó históricamente en Cuba mediante la usurpación de las tierras, la explotación feroz de indios y negros, la desposesión de los campesinos y artesanos y la competencia entre la grande y la pequeña industria que conduce a la concentración y centralización del capital. El capitalismo se basa en el trabajo asalariado y la explotación de la clase obrera y en la producción para obtener ganancias. Otra, característica del capitalismo es la anarquía de la producción. Nuestros males sólo hallarán remedio definitivo bajo el Régimen Socialista.

( ... ) Los trabajadores, por su propia situación como clase, conceden una importancia primordial a la lucha contra el imperialismo y el latifundismo, a la lucha por lograr la completa liberación nacional, por librar a nuestra economía del control de los capitalistas imperialistas extranjeros y hacer que los ferrocarriles, las minas, plantas eléctricas, centrales azucareros, bancos, etc., pasen al dominio nacional, por acabar con el latifundismo y demás restos semifeudales y poner la tierra en manos de quienes la trabajan. Pero los trabajadores saben que eso, con ser un paso muy importante para el progreso y el desarrollo de nuestra patria, para el elevamiento del standard de vida de nuestro pueblo no es, sin embargo, el remedio definitivo para tales males como el atraso de nuestro país, las crisis económicas cíclicas, la desocupación, inseguridad del futuro, etc. Estos males provienen, no sólo del dominio imperialista de nuestra economía y de la existencia del latifundismo, sino también de la propia estructura capitalista del régimen social cubano, basado en el sistema de ricos y pobres, de la explotación de unos hombres por otros.

( ... ) El capitalismo se caracteriza por el predominio de la producción de mercancías, por el monopolio que ejercen los capitalistas y terratenientes sobre los más importantes medios de producción, por la explotación de la clase obrera mediante el sistema del trabajo asalariado, por el hecho de que la producción tiene como finalidad la obtención de ganancias y por la anarquía de la producción en su conjunto.

Debido a estas características de su estructura económica, el sistema capitalista engendra la lucha de clases, las crisis cíclicas de la economía, la miseria y la desocupación de las masas trabajadoras, la ruina de los campesinos, el monopolio y las guerras internacionales. ( ... ) En Cuba, como en todo país donde existe el régimen capitalista, domina la producción de mercancías, es decir, que aquí la generalidad de los productos del trabajo están destinados al mercado, a ser cambiados entre sí o, lo que es lo mismo, a ser vendidos y comprados.

( ... ) . Antes de que se desarrollara el capitalismo, la parte principal de la cosecha de los campesinos estaba destinada al consumo familiar, y sólo una pequeña cantidad de productos era destinada al mercado. En el sistema esclavista, por ejemplo, una buena parte del trabajo de los esclavos estaba destinada solamente al consumo del amo y sus familiares, es decir, que no se convertía en mercancía. Ahora, por e contrario, todo se vende y se compra, pues el capitalismo se distingue precisamente porque bajo su dominio todos los productos, desde el azúcar hasta las poesías, desde las máquinas hasta la habilidad y la capacidad de los obreros que las mueven, desde los chorizos hasta las ideas, desde los sarcófagos hasta las “oraciones, santos y novenas”, toman la forma de mercancías, esto es, de cosas que se compran y se venden.

Vemos, pues, que el predominio de la producción de mercancías, que es un de las características del capitalismo, es también, uno de los rasgos del régimen social imperante en Cuba. En Cuba también podemos ver que los medios decisivos de producción como las fábricas, las minas, los transportes, las tierras, son la propiedad particular, de un reducido número de capitalistas y latifundistas, mientras que la enorme mayoría de la población carece en absoluto de ello. Es decir, en Cuba, los medios fundamentales de producción constituyen un monopolio de los capitalistas y latifundistas.

( ... ) Con el predominio del capitalismo la riqueza fue pasando a manos de los más poderosos, mientras los pobres de todos los colores, blancos y negros, se convirtieron en asalariados, en proletarios.
En el campo, las haciendas comuneras, herencia de los primeros colonizadores, fueron sometidas a violentos juicios posesorios, robadas y acaparadas por una decena de latifundistas, mientras miles de campesinos de pobres y medianos recursos que se asentaban en ellas, despojados de sus tierras, se vieron obligados a buscar trabajo como asalariados del Central.

En las ciudades, el desarrollo de algunas empresas fuertes y la competencia de las mercancías extranjeras, arruinaron totalmente a los artesanos más o menos acomodados e independientes que, después de empeñarse hasta lo último con los usureros, no tenían más remedio que cerrar sus pequeños talleres y buscar empleo como obreros.

El desarrollo de la industria azucarera en su forma moderna, completó el despojo de los pocos campesinos que todavía tenían considerables extensiones de tierra a principios de este siglo. En forma violenta los campesinos independientes fueron desalojados de sus tierras que pasaron a manos de compañías poderosas.

( ... ) Al desarrollarse el capitalismo, surgió en Cuba la lucha entre las grandes y la pequeña industria sobre la base de la competencia, de la libre concurrencia, de la lucha por el mercado. En esta lucha, muchas veces la gran industria ha sido la gran industria extranjera colocada fuera de nuestro país, pudiendo sin embargo vender sus productos, mejor terminados, a más bajos precios que los hechos aquí en talleres o fábricas pequeñas. En la lucha entre la gran industria y la pequeña, las empresas más fuertes, las que han podido instalar las máquinas más modernas, hacer mejor propaganda y dar mayores facilidades de venta, han acabado por triunfar, arruinando a las más débiles que han desaparecido y, como consecuencia, la producción y el capital se han ido concentrando y centralizando, cada vez más, en unas pocas empresas y grandes propietarios.

Llamamos concentración o acumulación del capital al aumento del capital en las manos de una empresa o propietario, lo que le permite ampliar la producción, extender el negocio. La concentración o acumulación del capital es el resultado lógico del proceso de la producción capitalista, pues en cada ciclo el propietario obtiene ganancias que van a sumarse al capital.
Llamamos centralización del capital al hecho de que las propiedades de los capitalistas más débiles pasan a las manos del capitalista más fuerte, como consecuencia de la lucha entre la pequeña y la gran industria. En la competencia, en la lucha por el mercado, los 92 capitalistas más fuertes, las empresas más grandes, vencen a los pequeños capitalistas, que quiebran y se arruinan, yendo sus propiedades a engrosar el capital de los más poderosos. Ese “recoger” el capital de varios propietarios en las manos de uno solo, se llama centralización del capital.

( ... ) Los propietarios de las pequeñas fábricas de jabones y perfumes se arruinaron en la competencia, su producto dejó de venderse, sus fábricas desaparecieron. La producción está ahora acaparada por un corto número de fábricas, que se han hecho más poderosas gracias a la ruina de las pequeñas y que relacionadas entre ellas, establecen precios de monopolios para alcanzar la ganancia máxima.

En la industria del calzado ocurrió un fenómeno singular. Aproximadamente entre 1920 y 1927 se desarrollaron en Cuba algunas grandes fábricas de calzado, montadas con maquinarias modernas. Unos años después, hacia 1931, con el inicio de la crisis económica, estas grandes fábricas comenzaron a decaer, mientras que los pequeños talleres se multiplicaron por toda la Isla. A primera vista parecía que en el caso de la industria del calzado, no se produciría la centralización y concentración del capital; que en este caso los pequeños triunfaban sobre los grandes industriales. Examinando más de cerca el problema vemos enseguida que no es así.

( ... ) En la industria del calzado, como en la industria de jabones, la competencia entre los grandes propietarios y los artesanos y pequeños fabricantes, terminó en 1927 con la derrota y la ruina de estos últimos(... ) La crisis de 1930 aceleró este proceso. Por donde quiera surgieron “chinchales” de zapatería organizadas a base del trabajo de toda la familia, de mujeres, y de muchachos contratados como aprendices. Los fabricantes se convirtieron en acaparadores que facilitaban a los “chinchaleros” hormas, pieles, etc., y que les “compraban” los zapatos a precios miserables ( ... ) A través de estos pasos se han ido formando en Cuba, en el proceso del desarrollo del capitalismo, de un lado, el pequeño grupo de capitalistas y grandes terratenientes que tienen en sus manos el monopolio de las fábricas, minas tierras, transportes, etc., y, del otro lado, la enorme mayoría de la población desposeída, que está obligada a alquilarse a vender su fuerza – trabajo, a someterse a la esclavitud asalariada para no morir de hambre.

Vemos, pues, que el monopolio de los medios fundamentales de producción en manos de los capitalistas y latifundistas, que es otra de las características del capitalismo, es también un rasgo del régimen social en Cuba. ( ... ) La producción realizada mediante el sistema de salario es uno de los rasgos que distingue al capitalismo de todos los regímenes anteriores. Bajo el sistema del salario los hombres no se venden ni se compran personalmente, como sucedía en el régimen esclavista, sino que se alquilan, o, mejor dicho, venden su fuerza-trabajo a los capitalistas.

Ya hemos visto cómo el monopolio de los medios fundamentales de la producción en manos de los capitalistas y grandes terratenientes, conduce a la ruina y a la desposesión de los artesanos, pequeños fabricantes y campesinos que se unen a la masa de los esclavos declarados libres para convertirse en asalariados. La gran masa de la población privada de tierras y de medios de producción, que no tiene más capital que su fuerza de trabajo, su habilidad y capacidad de trabajar, se ve obligada a vender diariamente su único capital, su fuerza de trabajo, para poder vivir, pues de otro modo moriría de hambre.

( ... ) Los capitalistas no montan fábricas ni desarrollan la producción con el propósito de que los “obreros vivan”, sino con la finalidad de obtener ganancias. Lo que a ellos les interesa no es la vida de los obreros, sino el montante de los beneficios que estos producen. Para esto, para obtener ganancias, los capitalistas invierten su capital, construyen fábricas, instalan máquinas, contratan obreros, producen artículos y los llevan al mercado, con lo cual crece su capital, obtienen beneficios.

¿De dónde provienen las ganancias? Algunos “economistas” vulgares aseguran que la ganancia es el interés lógico que produce el dinero por su inversión. Pero ésta es una afirmación falsa y tonta. El dinero no se aumenta por sí mismo. Si alguien entierra una cantidad cualquiera de dinero y la saca al cabo de un año o tres, ese dinero no se habrá aumentado en lo más mínimo, no habrá producido ni un solo centavo de interés.

La verdad es que lo único que hace aumentar los capitales es el trabajo humano, porque el trabajo humano es lo único que le incorpora valor a las mercancías. Es verdad que las mercancías son cosas útiles, que satisfacen alguna necesidad humana, y en ese sentido puede decirse que tienen un valor de uso, pero no es este valor precisamente el que determina su precio en el mercado y, por tanto, la posibilidad de obtener ganancias con ellas. Las cosas que no contienen alguna forma de trabajo humano, por muy útiles y necesarias que sean, carecen de valor de cambio, esto es, no pueden convertirse en mercancías.

El agua de lluvia, por ejemplo, es muy necesaria en la agricultura, tiene valor de uso porque satisface una necesidad humana. Pero nadie puede vender el agua que cae de las nubes y obtener ganancias con ella, porque es imposible incorporarle trabajo. El agua del manantial, en cambio, que se puede embotellar y distribuir después a domicilio, se convierte en una mercancía y se puede obtener ganancias con ella porque se le ha incorporado trabajo humano.

( ... ) Ya hemos visto antes que bajo el capitalismo, todas las cosas se transforman en mercancías, incluso el trabajo humano o, dicho con más propiedad, la fuerza de trabajo de los obreros.

La fuerza de trabajo, es una mercancía que los capitalistas compran a los obreros, en términos generales, por el precio que cuesta producirla. Producir la fuerza-trabajo cuesta tanto como lo que el obrero y su familia necesitan consumir para mantener su vida y su capacidad de trabajar. Esto es precisamente lo que paga el capitalista, como promedio, a los obreros por su fuerza de trabajo.

Ahora bien, un obrero puede producir siempre muchísimo más de lo que cuesta mantener su fuerza de trabajo. Supongamos que un hombre trabajando cuatro horas, 94 con las máquinas modernas a su disposición, produce lo suficiente para mantenerse él y su familia, en una palabra, para reponer la fuerza de trabajo gastada. Como él trabaja para el capitalista 8 horas, resulta que durante cuatro horas trabajará sin recibir nada en cambio, puesto que el capitalista sólo le paga un salario equivalente a lo que necesita para mantener su existencia. El exceso de valor que produce el obrero – o plusvalía- se lo apropia el capitalista y de él extrae las ganancias.

Las ganancias por tanto, salen del trabajo, que los capitalistas necesitan poner a trabajar muchos obreros para ellos, puesto que mientras mayor sea la cantidad de trabajadores, mayor será la cantidad de trabajo no pagado, y por tanto, mayores serán las ganancias que obtengan.

De la plusvalía o parte no pagada del trabajo de los obreros, no solamente salen las ganancias de los capitalistas, sino también los impuestos, las ganancias de los comerciantes, los gastos de propaganda, etc.

( ... ) La finalidad que persiguen los capitalistas de Cuba al producir los distintos artículos es obtener ganancias. La producción no tiene como finalidad satisfacer ésta o aquella necesidad de la sociedad.

A los capitalistas no les importa lo que necesita o lo que le conviene consumir a la sociedad, y solamente lo toman en consideración en la medida en que esto puede influir en la demanda del mercado, hacer caer los precios y disminuir las ganancias.

( ... ) Cada capitalista o grupo de capitalista combinados, produce por su cuenta sin tener en consideración cuánto y qué necesita la sociedad. Es decir, bajo el capitalismo, la producción se realiza sin atender a las necesidades de la sociedad, sin sujeción a planes científicos previamente elaborados.

( ... ) La anarquía de la producción general de nuestro país no fue eliminada por las restricciones de las zafras azucareras, y aún dentro de la misma economía azucarera tal anarquía se mantuvo, tanto nacional como internacional, pese a las pomposas declaraciones del Plan Chadbourne.

Tenemos, pues, que la producción para la ganancia y la anarquía de la .- producción, que son dos características del sistema capitalista, son también dos rasgos del régimen existente en Cuba

CAPITULO V. LAS CRISIS ECONOMICAS.

Fragmentos.

Periódicamente se presentan en Cuba, y en todos los países capitalistas, las crisis económicas. En las crisis económicas se paraliza la producción, cierran las fábricas, quiebran los comercios, desaparecen las pequeñas empresas, se generaliza la desocupación de los trabajadores. Las crisis son una consecuencia inevitable del sistema capitalista. La causa fundamental de las crisis económicas se encuentra en la contradicción entre el carácter social de la producción y la apropiación privada capitalista. Bajo las condiciones de la anarquía de la producción.

( ... ) Cada cierto tiempo se han venido presentando en Cuba crisis económicas. Cuando esto ocurre, los negocios comienzan a ponerse malos, los banqueros se niegan a dar más crédito, el comercio se estanca, las fábricas reducen su producción o se cierran miles y miles de nuevos obreros son lanzados a la desocupación, los almacenes se abarrotan de mercancías que no encuentran compradores, los precios bajan de golpe, los campesinos se arruinan, se cargan de deudas y pierden sus tierras, muchos comerciantes medianos quiebran y liquidan sus negocios, mientras que los usureros, prestamistas y banqueros se aprovechan de la situación para rematar las propiedades hipotecadas y venderlas luego a mejor postor. ( ... ) Estas crisis económicas de Cuba coinciden, casi por la regular, con los períodos de crisis económica mundial, (como pasó en 1920-21 y en 1929-35), porque nuestra economía nacional está intensamente relacionada y dependiente de la economía capitalista mundial.

La crisis económica mundial de 1921 comenzó en Cuba a fines de 1920. En el tiempo precedente a la crisis , Cuba parecía el país más rico de la tierra. El dinero corría en abundancia. Los bancos prestaban cualquier cantidad, por grande que fuese, a los hacendados y a loa colonos. El azúcar llegó a cotizarse a mediados de mayo de 1920 hasta 22 y medio centavos la libra en el mercado de Nueva York. Los centrales azucareros y las colonias se vendían a las compañías formadas por capitalistas extranjeros a precios fantásticos. En las provincias de Oriente y Camagüey, sobre todo, se destruían sembrados, se talaban bosques, se expulsaban violentamente a los campesinos de sus tierras para sembrar cañas e instalar nuevos centrales modernos. Los comerciantes y los especuladores levantaban fortunas fabulosas en pocas semanas, vendiendo los artículos a precios exorbitantes. Era la época que todos recordamos con el nombre de “la danza de los millones” En mayo de 1920 parecía que la propiedad no se iba a acabar nunca. Pero en septiembre estas ilusiones se habían esfumado. Los Bancos se negaron a dar nuevos créditos. El volumen general del comercio cayó violentamente en unas pocas semanas.

El precio del azúcar descendió hasta 7 centavos a principios de octubre y a mediados de diciembre ya había llegado a 3 ¾ centavos. El dinero pareció haberse esfumado. Los bancos no tenían billetes suficiente para pagar a sus depositantes y el Gobierno decretó la Moratoria de pagos. Muchos propietarios se arruinaron. Las fábricas restringieron su producción y se desarrolló violentamente la crisis económica en todas las ramas del comercio y de la producción.

Como consecuencia de esta crisis económica quebraron y se disolvieron el Banco Nacional de Cuba y los otros Bancos importantes que se habían fundado aquí, dejando el campo libre para el monopolio de los Bancos extranjeros más poderosos; National City, Chase National y Royal Bank. Muchos hacendados y colonos que no podrían pagar con los nuevos precios del azúcar, las deudas que habían contraído con los banqueros, entregaron a éstos la propiedad de sus centrales y colonias. De este modo los capitalistas extranjeros lograron el predomino absoluto en la industria azucarera que, en 1920, se convirtió en la casi única fuente de riqueza nacional, acentuando el carácter monocultor de la economía cubana.

Luego vino un nuevo período de florecimiento relativo de la prosperidad. Pero ya en 1927 el azúcar llegó a venderse a 2 y medio centavos la libra.

( ... ) En 1929 se inició, con el “crack” bancario de Estados Unidos, la crisis económica mundial más profunda que ha sufrido el capitalismo.

En 1930 esta crisis alcanzó a Cuba con una fuerza particular, debido a la crisis que venía sufriendo la industria azucarera desde 1926 y que condujo a la política de restricción de las zafras azucareras.

Como un índice de la marcha de la crisis económica de 1930 a 1935, puede darse el dato de que el comercio general de importación y exportación ascendió en 1929 a 488 millones de pesos; en 1930 bajó bruscamente 161 millones de pesos, quedando reducido en 327 millones de pesos, y en 1933 llegó a su punto mínimo con 126 millones, o lo que es lo mismo, ¡362 millones menos que en 1929! La producción azucarera pasó de 5 millones de toneladas en 1929, a menos de 2 millones de toneladas en 1933. ( ... ) Esta crisis provocó una miseria nunca vista en Cuba. La desocupación de los trabajadores alcanzó cifras aterradoras, calculándose que en 1933, por lo menos 500 mil obreros se encontraban permanentemente sin trabajos. Aun entre los mismos profesionales, médicos, abogados, ingenieros, farmacéuticos, etc., la falta de trabajo se acentuó, pasando muchos de ellos a ocupar empleos que nada tenían que ver con su especialidad. Los salarios y los sueldos bajaron a límites extremos.

Era tanta la miseria, que cientos de miles de trabajadores del campo y la ciudad tuvieron que limitarse a comer harina de maíz y viandas, mientras que en diversos lugares del mundo se quemaban millones de toneladas de trigo, se destruían las cosechas y se cerraban las fábricas. Los obreros y campesinos de Cuba se encontraron con la paradójica situación de que no podrían comer trigo, ni carne, ni arroz, ni usar zapatos, ni cambiar sus trajes, porque en el mundo se había producido demasiado azúcar, demasiado trigo, demasiados trajes, demasiados zapatos, para la capacidad relativa de consumo que permite el capitalismo. Tal es el efecto de la crisis de sobreproducción en el régimen capitalista.

( Lo señalado hasta aquí son ejemplos de lo sucedido en Cuba en cuanto al tema de las crisis económicas que, por cierto, no son los únicos.- Nota de los compiladores) ( ... ) En el sistema capitalista, la producción lograda por el trabajo combinado de muchos hombres, se la apropia un hombre: el capitalista, lo que crea una contradicción entre el carácter de la producción y el carácter de la apropiación.

( ... ) ... cuando se establece el sistema capitalista, ya el trabajo no es individual como en la época en que pred9minaba la producción artesanal, sino que es social, es decir, que en cada fábrica trabajan coordinadamente, dependiendo unos de otros, decenas, cientos y hasta miles de obreros. Cada artículo lleva el trabajo combinado y colectivo de muchos obreros de tal modo que nadie puede decir que hizo tal artículo o el otro. Nadie puede decir, por ejemplo: Yo hice esta cajetilla de cigarros, porque en su producción han intervenido colectivamente decenas de obreros. Y no sólo el trabajo de unos obreros depende del trabajo de otros dentro 97 de las fábricas, sino que unas fábricas dependen de otras para su producción, es decir, que la producción es el resultado del esfuerzo combinado de los obreros de muchas fábricas e industrias. Por esto se dice que en el capitalismo la producción tiene carácter social, no individual. Por otro lado, los productos creados socialmente pasan a ser propiedad privada, individual, del capitalista, es decir, la apropiación es individual, capitalista, en abierta contradicción con la producción que es social, colectiva.

( ... ) ...bajo el sistema capitalista no se produce de acuerdo con un plan trazado con vistas a las necesidades de la colectividad, sino que cada capitalista produce por su propia cuenta, con vistas a sus particulares intereses, con la única ambición que constituye la finalidad del capital: obtener ganancias. Cuando un capitalista o un grupo de capitalistas producen algo no les importa si la sociedad la necesita o si es dañoso o beneficioso para la salud. Lo único que les importa, es que produzca o pueda producir ganancias. Y cada uno produce lo más que puede, e introduce cuantos perfeccionamientos puede para derrotar a sus competidores, para aumentar la producción y obtener más ganancias. El funcionamiento de estos factores es la causa fundamental de las crisis económicas, puesto que el desarrollo de la contradicción entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la apropiación, bajo las condiciones de la anarquía de la producción llega, inevitablemente, a un punto en que la masa de mercancías producida no tiene quien la compre, es demasiado grande para el poder de consumo de la sociedad.

( ... ) Las mercancías se acumulan, el crédito disminuye, las fábricas reducen la producción y estalla la crisis con todas sus catastróficas consecuencias de desocupación, ruina, quiebras y destrucción inútil de enormes masas de productos.

¿Por qué después de la crisis viene un período de auge económico que es, a su vez, seguido por una crisis más violenta y profunda que la anterior? ¿Por qué las crisis económicas del capitalismo son periódicas y no son permanentes y continuadas como la contradicción misma que les da origen?

El desarrollo industrial ha conducido a la creación de dos ramas fundamentales en la economía. Una que produce las máquinas, herramientas y materias primas para producir los artículos y objetos del consumo directo. La crisis de sobreproducción conduce a la destrucción violenta de una enorme masa de fuerzas productivas, a la quiebra y la ruina de una gran cantidad de pequeñas y medianas industrias. La competencia entre los grandes capitalistas se hace más aguda con la crisis y en el afán de continuar obteniendo ganancias, introducen nuevas máquinas y procesos con el fin de hacer más eficiente y más barata la producción.

La demanda de nuevas maquinarias, es decir, de instrumentos de producción, crece según las crisis llegan a su punto más bajo. La industria de instrumentos de producción es la primera que se recupera de la crisis, aumenta s u producción y el número de obreros empleados, creando una nueva demanda para los objetos de consumo y, con ello, la reanimación de la industria en general y de la agricultura, el aumento de los precios y del crédito y, en definitiva, el nuevo auge económico, que es seguido, inevitablemente, por 98 una crisis económica más profunda y devastadora que la anterior. Dicho brevemente: las crisis económicas son seguidas por la recuperación y el auge económico lo que crea las condiciones para la nueva crisis a causa de que la ruina de los pequeños y medianos industriales, la mayor centralización y concentración del capital, el afán de obtener ganancias con precios bajos, conduce a una renovación del equipo industrial, creando la demanda en la industria pesada y el crecimiento posterior en la industria de objetos de consumo.

Tendencia histórica de la acumulación capitalista.- ¿A qué se reduce la acumulación originaria del capital, esto es, su génesis histórica En tanto no es transformación directa de esclavos y siervos de la gleba en obreros asalariados, o sea, mero cambio de forma, sólo significa la expropiación de los productores directos, es decir, la disolución de la propiedad Privada basada en el trabajo propio.

La propiedad privada, en oposición a la propiedad social, colectiva, sólo existe allí donde los medios de trabajo y las condiciones externas del mismo pertenecen a particulares. La propiedad privada del trabajador sobre sus 'medios de producción constituye el fundamento de la pequeña industria; y ésta es una condición necesaria para el desarrollo de la producción social y de la libre individualidad del obrero mismo. Es cierto, este modo de producción existe también en los marcos de la esclavitud servidumbre y de otras relaciones de dependencia. Pero sólo florece, sólo despliega toda su energía, sólo conquista su forma clásica adecuada allí donde el trabajador es propietario privado libre de sus condiciones de trabajo manipuladas por él mismo: el campesino, de la parcela que cultiva, el artesano, de la herramienta que emplea como un virtuoso.

Tan pronto (el) proceso transformador ha descompuesto suficientemente, en profundidad y en amplitud, la vieja sociedad; tan pronto los trabajadores han sido convertidos en proletarios y sus condiciones de trabajo, en capital; tan pronto el régimen capitalista de producción se levanta sobre sus propios pies, adoptan una forma nueva la socialización ulterior del trabajo y la transformación ulterior de la tierra y de otros medios de producción en medios de producción socialmente explotados, o sea, en medios de producción colectivos, y por tanto reviste igualmente una nueva forma la ulterior expropiación de los propietarios privados. Ya no debe expropiarse más al trabajador que produce de manera autónoma, sino al capitalista que explota a muchos obreros.

( ... ) El modo capitalista de apropiación, proveniente del modo capitalista de producción, es decir, la propiedad capitalista es la primera negación de la propiedad privada individual, basada en el trabajo propio. Pero la producción capitalista crea, con la necesidad de un proceso natural, su propia negación. Es la negación de la negación. Esta no restituye nuevamente la propiedad privada, sino la propiedad individual, pero sobre el fundamento de los logros de la era capitalista: la cooperación y la posesión colectiva de la tierra y de los medios de producción creados por el trabajo mismo.

La transformación de la propiedad privada dispersa, basada en el trabajo propio de los individuos, en propiedad privada capitalista constituye, desde luego, un proceso incomparablemente más largo, duro y dificultoso que la transformación de la propiedad capitalista, en la práctica ya basada en el proceso social de la producción, en propiedad social. Antes, se trataba de la expropiación de la masa del pueblo por unos pocos usurpadores; ahora, de la expropiación de unos pocos usurpadores por la masa del pueblo.